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martes, 27 de febrero de 2007

Tan especial como mañana

Hoy, ahora, esta noche. Una noche tan especial como la de mañana, como la de ayer, como cualquier noche sin ti.

Vuelvo a mirar esa foto ajada una vez mas mientras mis lagrimas recorren cada una de tus curvas de papel. Mi soledad era mi unica amiga, pero incluso ella me dio de lado para dejarme muerto en vida, vivo tan solo en un recuerdo. Antidepresivos y alcohol forman ahora el complemento vitaminico que me ayuda a soportar dia tras dia la soledad de haber perdido algo que jamas fue mio.
Salgo a la calle decidido a olvidarte, olvidarte en el mismo sitio donde empece a recordarte. Echo a andar hacia la plaza, furtiva guardiana de nuestros secretos, nuestras miradas, nuestras caricias. Los adoquines parecen moverse a cada paso que doy hacia el olvido, conscientes de lo que se avecina. Dios, ese iracundo ladron de sueños vocifera contra mi con sus truenos, mientras los angeles lloran por mi decision. Las gotas de lluvia resbalan por mi frente en un vano intento de disuadirme. Los adoquines, ahora tambien resbaladizos me hacen caer, pero ellos no seran los que me maten.
Me levanto y llego a la plaza, reconozco aquel banco, aquel estanque, aquella fuente, aquel angel, y nuestro banco. Me siento y noto como el comienzo del fin va dandome el valor para olvidarte. Saco la navaja del bolsillo mientras sujeto con la otra mano tu foto, ahora mojada y resbaladiza, como tu, como tu piel en mi cama. Reuniendo la fuerza suficiente gracias a mi adquirido valor etilico hundo la hoja en mi muñeca haciendo un corte atroz, rasgando ahora mi carne igual que hiciste tu con aquello que una vez fue mi ilusion.

"Huye ahora de la vida
asi dejaras de sufrir.
Huye conmigo a la muerte
reposaras junto a mi.
Huye ahora de tu miedo
tu vida es mi vida al partir.
Es necesario perecer
para volver a nacer"

El viento susurraba palabras tras mi oido, una cancion con un ritmo marcado por las gotas de mi vida cayendo sobre la roca. Mire por ultima vez tu foto, lo que quedaba de ella, con tus labios de papel sedientos bebiendo las gotas de mi muñeca y volvi a guardarla en el bolsillo de mi camisa, la navaja sin embargo, quedo alli, la manecilla en el reloj de mi vida marcado con recuerdos en el banco.
Me incorpore con esfuerzo y comence a seguir el eco de un susurro, una brisa marcada con el ferreo sabor de la sangre derramada. La lluvia paro y el sendero de baldosas carmesies marcaba el camino de regreso de mi alma para esperar alli sentado y por fin sin sufrimiento toda la eternidad tu regreso. Con cada paso el sendero crecia y mi piel palidecia, las baldosas aun humedas y tambaleantes, sin embargo, parecian acolchadas a mi paso, ofreciendome caminar sobre ellas en señal de respeto, luchando con sus movimientos por ser la siguiente casilla en el tablero de mi muerte.
Un siseo misterioso ronda mi hombro al llegar a la barandilla que separa la plaza de la playa. Un intenso olor a mar me invade y mis labios saben a sal, recordando por ultima vez el sabor de tu piel, el olor de tu pelo. El siseo revolotea sobre mi y vuela hasta posarse en nuestro banco, moviendo la navaja con el aleteo de sus alas. Sin mas, la luz se apaga, he muerto sin duda, o eso espero, poder esperarte para siempre u olvidarte, que mas da ahora. Pero no caigo, sigo sintiendo el agudo aguijon de la muerte en mi muñeca, entonces, la luna vuelve a aparecer, iluminando de soslayo una brumosa silueta sentada en nuestro banco.

"Huye ahora de la vida,
huye conmigo a la muerte,
huye ahora de tu miedo"

Las fuerzas me abandonan y siendo como mis rodillas se tambalean luchando por llegar hasta mi banco, nuestro banco. El susurro, mas femenino ahora, me impulsa a seguir tu fragancia hasta el banco.

"Es necesario perecer
para volver a nacer"

La silueta se desvela, una ilusion, una sombra con tus ojos, tu sonrisa condescendiente. El susurro, tu susurro, me obliga a caminar ese ultimo metro, hasta ti. Tambaleante pero alegre de morir junto a ti, pero triste ahora de morir.
Te abrazo por ultima vez, te beso, me besas. Tomas mi muñeca, la besas, ahora, como hizo tu foto, lames la muerte, la sangre que cae por tus labios, tu pecho. Y las fuerzas me abandonan.

"asi dejaras de sufrir,
reposaras junto a mi,
tu vida es mi vida al partir"

Mis labios, saben a hierro, a sal.
Abro los ojos y te veo sonriendo, con tristeza, con una dulce mirada llena de amor y remordimiento, recibiendome de nuevo a la noche.

He muerto, he nacido. Estaremos juntos.

Hoy, siempre, esta noche. Una noche tan especial como la de mañana, como cualquier noche contigo.


domingo, 25 de febrero de 2007

Luz

Aquella noche como todas las demas desde que vivia en el barrio, estaba apoyada en la pared trabajando, la noxe era bastante clara y la luna brillaba como pocas veces, el trabajo era bastante escaso, pero no podia irme de alli, mi curro aunque no os lo creais es bastante importante, ilumino la vida de muxas personas solitarias y soy capaz de joder una pareja mejor que nadie, para que engañarnos, como yo hay millones, pero yo tengo que joderme en mi eskina cutre de barrio, y no como otras en grandes parques verdes y bonitos. La verdad es que me sentia bastante sola pese a que mis compañeras abundaban en esa calle y en todas las adyacentes.
- Ahmmmmm - Solte un bostezo distraida
No habia pasado ni un alma por alli, estaba deseando que alguien se pusiera muy cerca de mi para demostrarle de todo lo que era capaz. La verdad, no soy modesta, era muy buena en lo que hacia, no como esas viejas que habia en otros sitios, tan raquiticas de espiritu como de cuerpo, las pobres soñaban con salir de este mundo e ir por fin hacia ese tunel con la Gran Luz al final, bah, esas eran cosas de viejas. Yo hacia mi trabajo de maravilla y ademas, cuando flaqueaban mis fuerzas siempre podia recurrir al "mecanico" para que me hiciera un arreglito.
La verdad es que no me podia quejar, mi vida era bastante buena y mi trabajo tranquilo, seguro que muchos de vosotros deseariais ser lo mismo que yo, una farola...